Enseñar un idioma en Jardín de Infantes siempre me pareció algo imposible. Debe ser que, de mi propia experiencia, nunca me “enseñaron” un idioma hasta cuarto grado de primaria, cuando comencé a aprender inglés. En cambio alemán y castellano, como se hablaba en mi casa, no fueron algo que aprendí en jardín, o que sentía que se pudiera aprender a tan temprana edad. Por su lado, mi experiencia me decía que para aprender un idioma, uno tiene que sentarse, escuchar, intentar repetir lo que dice el docente, leer, etc. Cosas que, para un jardín, me resultaban muy poco adecuadas. Muy conductista, muy aburrido.
Con el proyecto de Inmersión que hace unos años comenzó en el colegio, mi mirada hacia esa enseñanza cambió. Según había entendido, el proyecto consistía en hablar únicamente el idioma alemán, ya que los niños aprenden escuchando. Esto tenía mucho sentido para mí, porque yo aprendía así (o eso creo, porque la verdad es que no me acuerdo 😛 ). Pero la realidad me golpeó y bastante fuerte. Al intentar comunicarme con niños en un idioma que ellos no manejaban, me frustraba bastante. Me hizo creer que no servía como docente de idioma, y me veía rompiendo las reglas constantemente.
Este año se me presentó un desafío diferente. Mi compañera pedagógica tenía experiencia en la enseñanza del idioma, pero mi prejuicio pensaba que esa modalidad era la antigua que mencionaba al comienzo de este texto. Este modo conductista que podía mejorar el habla de los niños pero al precio del aburrimiento y fastidio por parte de ellos.
Pero, por suerte, me sorprendí con muchas actividades que superaron mis expectativas. Descubrí que se puede enseñar idioma de manera lúdica y dinámica, como para que los niños se diviertan y motiven con el aprendizaje del mismo.
Gracias al “Proyecto Tolissano” comencé a documentar las actividades desde el comienzo. Ahora puedo ordenarlo, revivirlo para reflexionar sobre ellos y así mejorar mi práctica docente (y tal vez la de algunos colegas, de quienes espero comentarios para continuar creciendo y enriqueciéndonos mutuamente).
Una de las primeras actividades que presentó Mariana (mi colega), consistía en formar oraciones en alemán. En sala de 5, los niños ya sienten interés por comenzar a leer, por lo cual esta actividad atrajo su atención. Los hacía sentir grandes. A su vez, se estaba enseñando a decir una oración de manera ordenada, ya que no es la misma composición que en castellano. En este caso, el verbo se dice al final: Ich möchte Wasser trinken (Yo quiero agua tomar).
Después de jugarlo un par de veces como para que los niños afiancen el vocabulario expuesto, comenzamos a jugar a decir pavadas. Esto causaba mucha gracia y surgían oraciones como: Ich möchte Buntstifte essen (Yo quiero comer lápices).
Otras actividades fueron relacionadas a las preposiciones. En un principio se jugó con el cuerpo (z.B.: stell dich auf dem Tisch, leg dich unter dem Tisch, u.s.w.). Después con objetos, y haciendo hincapié en la pronunciación de la M: “Auf deM Tisch”, tapándose la boca al pronunciarla y sentir el cosquilleo.
En otra ocasión aprendimos las rimas y luego jugamos el siguiente juego:
El juego fue entretenido, pero si lo pudiera volver a hacer lo haría en pequeños grupos, ya que esperar el turno de todos resultó un poco cansador.
Algo muy común es que los niños traduzcan las oraciones tal cual las dicen en castellano, en el caso de la pregunta “por qué?” no se contesta con “porque…” sino con “weil..” Luego de habérselos explicado, jugamos el siguiente juego que resultó muy gracioso para los niños. Los niños debían moverse, a lo cual la docente preguntaba por qué no podía quedarse quieto.. el niño tenía que responder explicando el motivo:
En breve compartiré más juegos y actividades relacionadas a otros aprendizajes.
Pero algo clave que aprendí este año también, fue que para obtener buenos resultados en todas estas actividades específicas del habla alemán, hay que ser constantes con la práctica, pedirles a los niños que hablen alemán cuando sabemos que ellos lo pueden hacer, sin presionarlos, pero sí exigiéndoles. Cuando uno los felicita por cada avance, cada palabra que logran decir en alemán, los resultados mejoran increíblemente. Muchas veces no sabemos lo capaces que son y con un simple esfuerzo de pedirles que lo intenten, lo logran y nos sorprenden.