“Hoy las neurociencias nos informan que el cerebro es el responsable central de lo que sentimos y aprendemos: emoción y cognición son dos caras de la misma moneda porque están íntimamente relacionadas. Pensar, razonar y aprender no están separados de la emoción; es más, para poder aprender necesitamos involucrar a nuestros alumnos en estados emocionales profundos, con conexión emocional a situaciones reales, permitiendo que vivan y experimenten actividades significativas emocionalmente, en comunión e intercambio con los pensamientos y experiencias de los otros en el aula (con los docentes y con los alumnos entre sí).”
Sonia W. de Fox, Las emociones en la escuela, Ed. Aique
Desde la escuela debemos ofrecer a los docentes un espacio para pensar su presente en la tarea en el aula, y para reconocer e identificar sus propias emociones; tomar conciencia de “dónde estoy parado” en su labor, replantearse objetivos y estrategias; darse la posibilidad de “entrar y salir” de las situaciones para tomar una distancia emocional que les permita operar mejor.
Por eso, en nuestra última Reunión de Personal, el Equipo de Orientación Escolar, se propuso ofrecer un taller llamado Re-Creación, con el objetivo de que los docentes puedan:
- Tomar contacto con sus recursos y enriquecerse con la mirada de sus colegas.
- Revalorizar sus recursos internos y pedagógicos.
Luego de una breve introducción, propusieron a los docentes realizar un collage con diversos materiales (hojas, fotografías, revistas, crayones, marcadores, etc) , representando “Cómo estoy hoy” (referido a la actividad docente).


Posteriormente, cada uno debía trabajar sobre una hoja en blanco:
a. Qué me propongo hasta el mes de junio, a dónde quiero llegar. Escribir un objetivo alcanzable.
b Con qué herramientas, fortalezas cuento para lograrlo.
c. Qué necesito.
Cada uno muestra su producción y le escribe a otros “con qué recursos creo que contás”.
Aquí las imágenes del momento
de la interacción.

Es muy importante dar un espacio para la reflexión. El día a día nos deja poco tiempo para detenernos a pensar, intercambiar y priorizar las tareas que hacen al quehacer docente.
“Es interesante notar cómo los investigadores remarcan la necesidad de confiar, apreciar, comprometerse, reflexionar, equilibrar, conectarse, escuchar y expresar los sentimientos e intenciones. Ciertamente, se despliega un lenguaje emocional que lleva a seguir sosteniendo con fuerza y convicción que un mayor conocimiento de nosotros mismos ayudará a una mejor comunicación y conexión con los demás; y esto devendrá en salud emocional, para el bienestar propio y el de nuestros alumnos.”
Sonia W. de Fox, Las emociones en la escuela, Ed. Aique
¡Gracias Estela, Nora, Cynthia y Mariano, por abrirnos un espacio para hacerlo!